Una siesta de entre 45 y 60 minutos al día puede ser buena para el corazón, ya que reduce la presión arterial en un día de trabajo estresante, según un estudio del del Allegheny College de Pensilvania.
Un intenso día de laboral y un mayor consumo de Internet y televisión hasta altas horas de la noche tiene un impacto negativo en la calidad del sueño y en la salud, publica el portal Abc.es.
El dormir menos se relaciona con un mayor riesgo de hipertensión y problemas cardiovasculares, por lo que la nueva investigación sugiere que un sueño al atardecer "puede acelerar la recuperación cardiovascular después de una situación de estrés mental".
Para la investigación, que publica la revista International Journal Behavioral Medicine, se requirió de 85 jóvenes universitarios sanos, los cuales fueron divididos en dos grupos: uno que dormía una siesta de 60 minutos y otro que no.
A los universitarios se les midió la presión arterial y el ritmo cardiaco, así como su vida diaria y su calidad de sueño.
En el estudio se observó que el grupo que dormía durante el día conseguía una presión arterial más baja y el otro no.
Otras investigaciones sobre la siesta de 90 minutos ya han revelado la importancia para la memoria a largo plazo, la cual se define como aquella que no desaparece o dura muchos años, en contraposición a la de corto plazo, que registra cosas inmediatas que después se olvidan.
Un intenso día de laboral y un mayor consumo de Internet y televisión hasta altas horas de la noche tiene un impacto negativo en la calidad del sueño y en la salud, publica el portal Abc.es.
El dormir menos se relaciona con un mayor riesgo de hipertensión y problemas cardiovasculares, por lo que la nueva investigación sugiere que un sueño al atardecer "puede acelerar la recuperación cardiovascular después de una situación de estrés mental".
Para la investigación, que publica la revista International Journal Behavioral Medicine, se requirió de 85 jóvenes universitarios sanos, los cuales fueron divididos en dos grupos: uno que dormía una siesta de 60 minutos y otro que no.
A los universitarios se les midió la presión arterial y el ritmo cardiaco, así como su vida diaria y su calidad de sueño.
En el estudio se observó que el grupo que dormía durante el día conseguía una presión arterial más baja y el otro no.
Otras investigaciones sobre la siesta de 90 minutos ya han revelado la importancia para la memoria a largo plazo, la cual se define como aquella que no desaparece o dura muchos años, en contraposición a la de corto plazo, que registra cosas inmediatas que después se olvidan.
Fuente: contexto.com.ar
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