La Tierra tuvo alguna vez dos lunas, hasta que una de ellas cometió el error fatal de estrellarse contra su hermana mayor. El planeta quedó, así, con un satélite asimétrico.
Dos astrónomos elaboraron esa hipótesis, que ayer publicó Nature , para explicar por qué la cara oculta de la Luna es mucho más rugosa que la que enfrenta a la Tierra. La teoría incluye un modelo de computación que muestra lo que pudo haber ocurrido y una ilustración de la luna menor incrustada en la luna mayor.
Para algunos expertos, esta hipótesis es atendible.
El gran choque se produjo supuestamente hace 4400 millones de años, mucho antes de que hubiese vida alguna en la Tierra. Según la teoría, las lunas eran jóvenes, formadas unos 100 millones de años antes, cuando un planeta gigante chocó con la Tierra. Ambas pasaron a orbitar la Tierra, dirigidas por la más grande. Es que una era tres veces más ancha y 25 veces más pesada, con una gravedad irresistible para la otra.
"Estaban destinadas a chocar. No había salida. Fue un gran impacto a escasa velocidad", dijo Erik Asphaug, científico planetario de la Universidad de California en Santa Cruz y coautor del estudio. Esa lentitud superó los 8000 km por hora.
Las rocas y la corteza de la luna menor se esparcieron sin crear un cráter, como habría ocurrido con un choque a mayor velocidad. Y un día después, todo se había asentado, pero con las dos caras de la Luna distintas, agregó Asphaug.
El coautor Martin Jutzi, de la Universidad de Berna, Suiza, dijo que el estudio se hizo para explicar cómo se había formado el terreno montañoso en la cara oculta de la Luna.
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